1.
Elija su propósito y conviértalo en su proyecto. Seguro que,
si confecciona una lista, se dará cuenta de que tiene muchas inquietudes. Pero
no podemos cambiar o embarcarnos en todo a la vez. Olvide su cerebro multitarea
y no quiera modificar todo de golpe. Cuando consiga automatizar el primero,
pase al segundo.
2.
Reflexione sobre su meta. Si contesta a las siguientes preguntas en
relación a su objetivo, su compromiso con él aumentará: ¿qué quiero?, ¿por
qué?, ¿para qué? y ¿con qué? El “con qué” hace referencia a sus fortalezas,
valores y actitud para lograrlo. Cuando se enfrenta a algo nuevo, y dado que
eso supone salir de la zona confortable, es recomendable tener la seguridad y
la confianza de que está preparado, que tiene capacidad y que va a poder
lograrlo. Aunque sea difícil.
3.
Hágale hueco. Sea lo que sea lo que desea aprender o iniciar, necesita tiempo.
Si no le busca un espacio en su agenda y lo convierte en rutina, lo normal es
que termine postergando lo que ahora no forma parte de su vida.
4.
Resáltelo. Todo aquello que no forma parte de nuestro orden habitual es fácil
olvidarlo. Si tiene una agenda, márquelo con fosforito. Si utiliza la alarma
del móvil, póngase una diaria con el nuevo objetivo. No abuse de su memoria o
del “debería acordarme”.
5.
Rodéese de todo lo necesario, así no tendrá excusa para no empezar. Por ejemplo,
si está a dieta, compre los alimentos del régimen; si empieza a hacer deporte,
busque la ropa que va a ponerse, o si se inicia en la fotografía, prepare el
material.
6.
Empiece hoy. No hay ningún estudio con rigor científico en el que se relacione
el lunes o el primero de enero exclusivamente con el comienzo de un nuevo
hábito. El martes o el jueves son tan buenos días como cualquier otro. Retrasar
todo para el lunes es otra manera de postergar y de dejar que la pereza venza a
su fuerza de voluntad. El mejor día para iniciar algo es hoy.
7.
Emociónese. Las emociones avivan el recuerdo, le producen bienestar, y estar
apasionado con lo que se hace fideliza el hábito. Busque cómo se siente, lo que
va a conseguir, cómo mejorará su vida personal o profesional. Disfrute y esté
presente.
8.
No escuche a la voz interna que le dice que está cansado, que qué
sentido tiene y que la vida tiene cuatro días y son para disfrutarlos. Nuestro
cerebro está muy entrenado para buscar excusas y seguir en la zona confortable.
Esa voz interior es muy pesada y puede llegar a ser muy convincente.
9.
Sea disciplinado. Tómese en serio su hábito. Tomarlo en serio no significa que se
ponga serio, sino que sea una prioridad para usted, algo a lo que dedicarle su
valioso tiempo. Y que ocupe un lugar especial en su agenda.
10.
Convierta su nuevo hábito en su filosofía de vida. Esto le dará
otra dimensión y calma. No se trata de aprender algo ya, sino de que lo
disfrute y sepa que tiene toda la vida para practicarlo. Si, por ejemplo, ha
decidido empezar con la actividad física, no se sienta mal si un día falla.
Tiene mañana, pasado y toda la vida para hacerlo. No se trata de llamar a la
culpabilidad. Esa emoción no arregla nada. Solo hay que ser disciplinado y
tener serenidad. Si de verdad es algo importante, mañana volverá a la carga. No
es todo o nada. Se trata de incorporar algo bueno para cada uno y encajarlo en
la vida para disfrutarlo, no para que sea un sufrimiento más en el caso de no
poder cumplirlo un día.